Sabiduría y Experiencias

Lo que el Padre Daniel nos comparte.....

domingo, 23 de diciembre de 2012

Que es la Navidad


Navidad es… o podría ser… o debería ser…

Lo indefinible y misteriosamente profundo del amor.  Silencio contemplativo ante la lógica absurda de Dios.  Empapar la historia con sabor a Evangelio.


- Revolución en la Esperanza: primero … ultimo.
 
- Cueva: nacer sin encajar en el sistema.
 
- Paja que pica y molesta.  Desnudez que critica Disfraces.

- La ternura de Dios que hace reír nuestra sangre.

- Cariño – Solidaridad con la potente impotencia de los pobres.

- Profecía en silencio que grita un Reino Nuevo.

- Pobreza que destruye nuestras estúpidas autosuficiencias.

- Fraternidad provocadora de Comunidad cálida en el invierno del anti-Proyecto.

 - Hosannas y sonrisas pastoriles.  Luz en conflicto.

- Carne de Dios, enamorada de nuestro barro contradictorio.

- Beso divino a la prostituta y al publicano.

- Abrazo sin formulas y fronteras.


  • Grandeza inefable de un niño… Ojos claros del Reino.
  • Invitación a estar siempre naciendo en la libertad.
  • Lucha y memoria peligrosa del Ayer en el Hoy urgente.
  • Borrar con la Gratuidad el absurdo Santa Claus moralista y clasista

Olor a establo, que recuerda las Raíces a nuestras corbatas, sotanas y mitras.

 
¡Aprender a vivir al revés!


 


sábado, 22 de diciembre de 2012

PROYECTO DE DIOS.


La Revelación bíblica nos muestra a través de los diversos libros, autores, épocas y culturas que refleja la Escritura, un hilo conductor, el proyecto que da unidad a toda esta diversidad: Dios quiere que seamos felices en familia.

Sí, Dios quiere que vivamos con esta alegría existencial, que es plenitud antropológica. Y que la vivamos en esta dimensión comunitaria, social que implica formas de convivencia justas y fraternas. Esto tiene enormes consecuencias.

A lo largo de toda la Biblia, todas las experiencias de amor y desamor que tiene Dios con los humanos están vistas bajo el filtro de este Proyecto. Con Israel se concretizará bajo la forma de Alianza, después de la experiencia fundamental de vida nueva, al ser liberados de Egipto. Una Alianza que debería de engendrar una forma nueva de convivencia, según el Proyecto de Dios: una comunidad alternativa a los esquemas de opresión y desigualdad que habían experimentado en Egipto y en Canaán.

El pueblo falla, es infiel. Y Yahvé hace surgir profetas que denuncian la Alianza rota. Los profetas ponen la realidad de los pobres, huérfanos, viudas y extranjeros como espejos de la traición del pueblo al Proyecto de Dios: “No debería de haber pobres en medio de ti” (Dt 15,4). Son tremendas las invectivas de los profetas contra la riqueza, el lujo y la opresión que producía pobres. Son poco diplomáticas las ironías proféticas en contra de las oraciones y del culto sacrificial (¡cumplido con perfección externa!) hipócrita, vacío de los compromisos de justicia. Y vuelve a resonar el grito de invitación a la conversión para sintonizar con el corazón y el Proyecto de Dios.


Jesús anuncia y encarna este Proyecto de su Padre. Es el Reino que será la Pasión de su vida y la causa de su muerte. Es el Reino que propone como Nueva Familia.
 

La Iglesia, somos continuadores del ser y hacer de Jesús. Tenemos que vivir y anunciar este Proyecto-Reino. Y esto, como siempre, supone opciones y conflictos.
 

El Espíritu ha estado y está envolviendo todo este proceso de historia salvífica.
EL ESPIRITU SANTO EN LA BIBLIA.

 
La Biblia no nos da ninguna definición del Espíritu. No le interesa presentar “la esencia” o hablarnos filosóficamente de su identidad. La Biblia muestra al Espíritu como algo viviente, como fuerza de Dios en la Historia, como viento (ruaj, pneuma ), aliento fecundante, presencia divina.

 
En el AT el Espíritu aparece en el Génesis como fuerza creadora. Es fuerza liberadora que irrumpe en las personas de los Jueces y de los Profetas. Y es fuerza escatológica que anuncia y va creando espacios escatológicos (Joel, Isaías, Ezequiel).

 
En el NT el Espíritu está en el origen de la encarnación de Jesús. Llena a Jesús desde el inicio de su ministerio público para anunciar la Buena Nueva a los pobres. Y está en la Pascua y Pentecostés dando a luz a la Iglesia.



Es Espíritu es el protagonista, el arquitecto de la Iglesia. Es el Abogado, el Consolador, el Recordador, el Maestro, el que da Fortaleza en los conflictos y cruces. Es el que teje la unidad eclesial del Cuerpo, el que suscita carismas para edificación de la comunidad. Es el que suscita la fe, el que nos da vida nueva, el que nos hace esperar al Esposo.


Todas estas maravillas del Espíritu, inmerso en la Historia, tienen la terca y amorosa finalidad de restaurar, pro-vocar, construir el Sueño-Proyecto de Dios, encarnado en Jesús.