Compartir su vida, sus obras y no olvidar a este gran Sacerdote, hermano, amigo y maestro. Quien amo a Jesús, lucho y trabajo para que todos nos acercáramos más a él a través de sus obras
Sabiduría y Experiencias
Lo que el Padre Daniel nos comparte.....
viernes, 30 de noviembre de 2012
sábado, 24 de noviembre de 2012
EL PROYECTO DE DIOS
Nuestra
realidad humana siempre ha estado envuelta en varios colores. No solamente el
blanco y el negro. La Historia de la humanidad, bajo la mirada de fe, es un
juego dialéctico -una lucha- entre la gracia y el pecado.
El
parámetro que nos sirve para discernir los colores en la Historia de Salvación
es el Proyecto de Dios.
Desde
la creación misma hasta nuestros días, Dios ha tenido un proyecto sobre el
hombre y sobre el mundo. Es un sueño terco, insistente, que sostiene y
¡sostendrá hasta el final!
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Dios
crea las cosas. Y ve Dios que estaban bien. Y crea a los hombres a su imagen y
semejanza, con una dignidad inviolable. Los crea hombre y mujer con una
vocación comunitaria: No es bueno que el
hombre esté solo. Serán una sola carne.
El
redescubrimiento de la teología ecológica ha subrayado el papel del hombre en
relación con la naturaleza: Dios quiere que trabaje y cuide el jardín del
mundo, no que lo explote con un dominio destructor.
El
pueblo de Israel, como todos los pueblos, buscó explicaciones a los orígenes de
la existencia y a algunos interrogantes fundamentales: Si Dios es tan bueno y
hace todo bien, ¿de dónde viene el mal que experimentamos? Si Dios quiere que seamos felices en familia, ¿porqué no lo somos?
¿porqué la mujer pare con dolor? ¿porqué el cansancio del trabajo? ¿porqué...
las serpientes se arrastran?
Las
respuestas a esos interrogantes fueron plasmadas en una especie de cuento,
tomando elementos de la sabiduría de los pueblos circundantes que eran más
viejos y tenían tradiciones sapienciales más solidas. Esto viene narrado en los
primeros once capítulos del Génesis:
El mal
existente lo explican a partir de una ruptura del hombre con Dios. El autor
bíblico supone la libertad del hombre para optar por un camino distinto al de
Dios. El hombre rompe el Proyecto de
Dios. Y vienen las consecuencias: se pierde la fraternidad, la paz y la
armonía con el mundo (Gen 3; 4). El mal crece, se contagia por toda la tierra
(Gen 6; 11).
En un
magnífico antropomorfismo, Gen 6,5 dice: “Viendo
Yahvé que la maldad del hombre cundía en la tierra, y que todos los
pensamientos que ideaba su corazón eran puro mal de continuo, le pesó a Yahvé
de haber hecho al hombre en la tierra, y se indignó en su corazón”.
Estamos
ante un Dios “desilusionado”. Pero Yahvé no va a destruir la humanidad. Deja
abierta una puerta a la esperanza, preservando del diluvio a la familia de Noé.
Imaginando
las desilusiones de Dios respecto a la humanidad actual, recuerdo un letrerito
colocado en la sala de un hospital donde tenían a los niños recién nacidos: “Cada niño que nace, significa que Dios
sigue creyendo en el hombre”.
La
contraparte de esta historia de pecado y mal contagiados, aparece a partir de
Gen 12 con la figura de Abraham: “Por ti
se bendecirán todos los linajes de la tierra”.
Y a
través del ciclo patriarcal, Yahvé va a ir diseñando su Proyecto hasta
encontrar esta descendencia en Egipto, bajo una situación de esclavitud.
El
Exodo-Liberación de Egipto marcó el punto matriz en la historia del pueblo. Fue
la gran opción provocadora de Yahvé para que su pueblo “fuera feliz en
familia”: un pueblo libre que buscara formas alternativas de convivencia (no
como en Egipto o Canaán), acordes al Proyecto.
Podemos
releer toda la historia de Israel bajo esta perspectiva de fidelidad e
infidelidad hacia este Sueño de Dios: las historias de la monarquía, las
actuaciones de los profetas denunciando con libertad y pasión todos los
pecados-rupturas de la Alianza, las reflexiones sobre la realidad que hacían
los sabios bajo el filtro de la fe yahvista.
En la
plenitud de los tiempos, Jesús encarna en sus palabras y vida esta Utopía de su
Padre. Este proyecto tomará el nombre de Reino
de Dios en los labios de Jesús:
propondrá un cambio de corazón para creer en la intimidad que podemos tener con
el Padre y en la realización plena dentro de una comunidad-familia que sea una
sociedad de contraste-signo en medio de las naciones.
La
Iglesia, desde las primeras comunidades cristianas, no tiene otra razón de ser
y hacer, que ser continuadora del Proyecto del Reino de Dios.
Tomado del libros "La Ilogica del Padre"
sábado, 10 de noviembre de 2012
PABLO, UN RADICAL SEDUCIDO POR CRISTO
En todos los
rincones de la Iglesia, queremos subrayar en la teología y en la praxis, la persona
de Jesucristo, su proyecto del Reino, y...sus consecuencias!
En este espacio,
buscaremos iluminación y estímulos, a partir de la persona de Pablo de Tarso, y
sus experiencias del Señor Jesús.
Pablo es un
hombre con una personalidad gigante y compleja al mismo tiempo.
Providencialmente pertenece a dos civilizaciones: la judía y la griega. Y vive
dentro de las estructuras del Imperio romano. Estas circunstancias van a
favorecer su gran misión de traducir el evangelio, nacido en ambiente judío y
rural, a la cultura griega y urbana.
Pablo tiene un
carácter recio. Recordemos sus discusiones cara a cara con Pedro (Gal 2,11s), o
las tensiones con Bernabé, a causa de Marcos (Hech 15,36s), o los adjetivos que
usa para reprender a los gálatas (Gal 3,1s). Son también famosas las ironías y
palabras fuertes contra sus adversarios (Fil 3,2s; 1 Tes 2,15s; 2 Cor 10,10s).
La reciedumbre
de Pablo, está mezclada admirablemente con sentimientos profundos de amor y de
ternura. El Apóstol no es un robot incansable que predica técnicamente el
Evangelio, ni es un hombre obsesionado con ideas moralizantes. Pablo es una
persona que tiene un cariño comprometido, personalizante, con sus comunidades.
Evangelizar y encarnar en su amor el amor de Cristo, para él son la misma cosa!
Este amor está esparcido en todas sus cartas. Es proverbial su amor especial
por la comunidad de los filipenses, el amor por los de su raza (hasta desear
estar separado de Cristo, si eso redundara en bien de los judíos!).
Veamos unos
fragmentos de la Primera carta a los
Tesalonicenses:
"Aunque pudimos imponer nuestra autoridad por ser
apóstoles de Cristo, nos mostramos amables con ustedes, como una madre cuida con cariño a sus hijos. De
esta manera, amándolos a ustedes, queríamos darles no sólo el Evangelio de
Dios, sino incluso nuestro propio ser, porque habían llegado a sernos muy
queridos" (2,7-8).
"Como un padre
a sus hijos, lo saben bien, a cada uno de ustedes, los exhortábamos y
alentábamos..." (2,11-12).
Pablo es un
radical, antes y después del "acontecimiento de Damasco". Es un
apasionado, alma de fuego: perseguidor encarnizado de la Iglesia, siendo
coherente con su celo fariseo (Hech 8,1s; 9,1s); después, discípulo tercamente
convencido de que nada absolutamente lo podía arrancar del amor de Dios,
manifestado en Cristo Jesús (Rom 8,31s). Ni sus adversarios, ni las
ingratitudes, ni las prisiones, ni los mil sufrimientos que enlista en 2 Cor
11. Ciertamente a Pablo nadie puede acusarlo de tibieza o mediocridad!
Pablo es un
seducido por Cristo. Se llenó de él. El encuentro con El que se inició en
Damasco, le quebró todos sus esquemas, le hizo sentir ridículo ante sus
criterios y seguridades. Pablo experimentó así la gran crisis de su vida: se
quedó desnudo ante el Señor! Y solamente así vacío, pudo llenarse de El.
Pablo es un
hombre sincero, noble, desinteresado (anuncia gratuitamente el Evangelio,
trabaja con sus manos, comparte sus bienes). Sabe orar, y explotar en acción de
gracias, ante las maravillas que obra Dios en las comunidades. Es un hombre que
insiste en la alegría como señal distintiva de los cristianos. Es misionero
fecundo, realista, reflexivo, pastor, teólogo, místico. Y junto con este monte
de virtudes, tiene obviamente defectos. No es perfecto! Pablo a veces se
desalienta, es extremista, cólerico, celoso...
Pablo no es
solamente un testimonio interesante del pasado, que puede hablarnos de
Jesucristo. Las perspectivas paulinas, tienen una actualidad impresionante, que
no se quedan en recuerdos o conceptos doctrinales. Tienen la fuerza de iluminar
y provocar praxis revolucionarias en nuestras búsquedas personales, sociales,
eclesiales. Nos ayudan a afinar criterios de fe, con conciencia crítica, para
vivir nuestra misión de traducir el Evangelio en nuestra Historia.
domingo, 4 de noviembre de 2012
JESUS Y LOS DISCIPULOS EN EL ORIGEN DE LA
IGLESIA.
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El criterio de selección que Jesús hace para llamar a sus
discípulos y crear esta forma alternativa de vida, es imposible de
categorizarlo. Es abierto, gratuito, plural. Tiene comunes denominadores en los
pobres, los que sufren, los que buscan, los sencillos.
Estos seguidores que conforman el núcleo originario de la
Iglesia, no resistirían a un cálculo humano, ante la magnitud de la empresa que
se propone Jesús (cfr. I Cor 1, 17-31; Dt 7, 7-8). La elección de los pobres,
como centro del pueblo de Dios, es una de las líneas maestras de toda la
Escritura. Pretender vivir la elección divina, marginando a los pobres, sería
un rechazo a Dios, una existencia absurda, teológicamente hablando, y un
contraste con todas las consecuencias de la Encarnación.
Jesús maestro, formará a sus discípulos en un proceso
pedagógico, consonante con el Reino, que plantea la posibilidad del hombre
nuevo, en vista de la comunidad nueva, alternativa. Extirpará el legalismo y la
hipocresía casuística, haciendo del amor indisoluble a Dios y al prójimo
(incluso al enemigo), la ley fundamental. Este amor no es una sentencia
abstracta, se encarna en la historia, se circunstancializa, se traduce en
opciones concretas de praxis afectiva, económica, política, religiosa. La
alternativa radical entre Dios y Mammón, es un ejemplo. El destierro del prestigio
y del poder, como dominación, son otros rasgos esenciales. Todo esto lleva a
conflictos inevitables y saludables, donde la fidelidad radical debe conjugarse
con una actitud madura de diálogo y perdón.
El proyecto de Jesús es formar hombres libres, capaces de
amar hasta la muerte, en la dinámica del compartir, en una experiencia del
Reino (cercanía y señoría de Dios) traducida en sentido de igualdad y
fraternidad familiar (cfr. Mc 3,34-35;10,29-30), conscientes en una alegría que
plenifica la existencia (no tristes= Mc 10,22), sin miedos a los conflictos y
persecuciones (Mc 10,29), y con una esperanza trascendente (Mc 10,30).
Sin entrar en la problemática compleja, referente al
origen y fundación de la Iglesia, veamos a continuación algunas líneas maestras
que tocan el núcleo central de este tema:
-"La preocupación
fundamental de Jesús es el Reino de Dios que viene y que llama a la conversión
a su pueblo. Lo que Jesús busca es reunir a su pueblo, al pueblo de Dios, que
es Israel, en torno a la nueva perspectiva del Reino de Dios, para que vuelva a
ser fielmente el verdadero pueblo de Dios"[1].
-"El círculo de los
discípulos no constituye, pues, una comunidad nueva fuera del antiguo pueblo de
Dios, a la que Jesús habría llamado para sustituir
o suplantar a Israel. Tal concepción
chocaría de plano con los datos de la Biblia"[2].
-Es insostenible la
pretensión de que Jesús fundó su Iglesia como una "sociedad religiosa,
externa y visible, jerárquica, monárquica, perennemente duradera, dotada de un
magisterio infalible, para ser custodio y maestra de la revelación auténtica"[3].
-Ciertamente el movimiento
de Jesús está a la base de un proceso que cristalizará con las experiencias
pascuales de los discípulos, dando origen a la Iglesia. La experiencia de la
resurrección de Jesús es, en el fondo, el gran acontecimiento desencadenante de
la Iglesia.
[1] VELASCO R., La Iglesia de
Jesús (Estella 1992) pp. 17-18; cfr. LOHFINK G., La Iglesia que Jesús quería (Bilbao 1986) p. 36.
[2] LOHFINK G., La Iglesia...p.
44.
[3] SALAVERRI J., De Ecclesia
Christi, en Sacrae Theologiae Summa, I (Madrid 19584) p. 513; cfr. TAMAYO A J.
J., Hacia la Comunidad, 2, (Madrid
1994) p. 21.
Daniel
Landgrave G.
viernes, 2 de noviembre de 2012
LA LOGICA ILOGICA
DEL PADRE: Mt 18,21-35
(el perdón o el absurdo del
siervo sin entrañas)
Daniel R. Landgrave G.
1.- INTRODUCCIÓN - PERDÓN
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En
muchas partes la inseguridad y el miedo son pan de cada día. Hemos aprendido a
desconfiar. Afinamos siempre más los mecanismos de defensa en muchas
situaciones y ante muchas personas. En el aire de nuestras relaciones flotan
diversas agresividades, abiertas y disfrazadas.
Nacemos
en una sociedad competitiva y de mercado. No entendemos la gratuidad. Todo es
compra-venta o recurso a los méritos. Tenemos que demostrar (o al menos
aparentar) que somos mejores o más fuertes o más sabios que los demás. Y no
importan los medios ni la ética. Lo importante es escalar posiciones de
prestigio, poder, riqueza. Este ambiente huele a las aberraciones del
super-hombre de Nietzche.
En
estas circunstancias, los de abajo,
los que no consiguen títulos o etiquetas de poder son vistos como basura, como
mediocres fracasados. ¡Debería existir solamente la gente hermosa, fuerte,
sana, inteligente, sin errores ni complejos!
Esta
descripción social que raya en el pesimismo es el retrato de una sociedad donde
el perdón está ausente. Perdonar es sinónimo de debilidad. Perdonar es ser
blandengue, es correr el riesgo de que te vean la cara de... Perdonar es
incómodo, es creer de nuevo en “los malos”. Y en este contexto parece ridícula
la exigencia evangélica de perdonar infinitamente.
Desde
pequeños, respiramos criterios como el “No te dejes. ¡Devuélvesela!...Si me
gritas, te grito...Yo no le hablo...Que me salude ella primero...Algun día me
la pagarás...”
Y en un
ambiente así, es fácil convertirnos en almacén de rencores y venganzas.
El
perdón puede estar ausente tanto en las intimidades del corazón como en las
leyes y actitudes que se respiran en las instituciones sociales y eclesiales.
Es frecuente clasificar a las personas con etiquetas inmóviles que impiden el
desarrollo armónico dentro de una convivencia social o eclesial.
Si
analizamos la realidad de nuestras familias, grupos, sociedades, comunidades
parroquiales o diocesanas, o, digamos simplemente, cualquier tipo de
interrelación humana, no es difícil llegar a la conclusión evidente de que no
es posible convivir sin el perdón. Es más, no podríamos vivir con nosotros
mismos sin saber perdonarnos. Es indiscutible que somos historias de barro,
somos personas envueltas en pecado. Aprendemos a través de las caídas y nos
levantamos por el perdón que es amor gratuito.
Y el
perdón no está reñido con el “hecho escandaloso” de nuestra dignidad herida por
las ofensas, ni es un oscurecimiento de la justicia. Creo que el verdadero
perdón aumenta la verdadera dimensión de nuestra dignidad y nos da el verdadero
sentido de la justicia, liberándonos de resentimientos o venganzas estériles.
Para
muchos, el problema del perdón no es teórico sino práctico. A veces sentimos
que queremos perdonar y “no podemos”. Necesitamos ejercitarnos en la praxis del
perdón y profundizar experiencialmente en la motivaciones que tenemos para
realizarlo. Hay infinidad de aspectos y mecanismos que pueden llevarnos a
considerar el perdón como un valor.
Este
pequeño artículo, iluminado por el texto de Mt 18,21-35 quiere insistir en el
perdón como característica esencial del discípulo de Jesús. Es el que sabe
perdonar con la lógica de Jesús. Es decir... ¡el que sabe amar!
Libros y Obras *** Dr. Pbro. Daniel R. Landgrave Gandara
Jesús
¿Qué buscas?
2a. ed. 2003 Ed. Paulinas
El Proyecto de Jesús – Una Familia Nueva
Ricos y pobres en MC. 10, 17 -31
Tesis de su Doctorado
Ediciones Dabar
Impreso y hecho en México, julio 1997
Momentos Con Sabor a Reino
“provocaciones para vivir un cristianismo rebelde, hondo y feliz”
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2a. ed. 2003 Ed. Paulinas
El Proyecto de Jesús – Una Familia Nueva
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Tesis de su Doctorado
Ediciones Dabar
Impreso y hecho en México, julio 1997
Momentos Con Sabor a Reino
“provocaciones para vivir un cristianismo rebelde, hondo y feliz”
Silencios y Soledades
“El Juego Salvífico de los Sentidos”
El Proyecto de Jesus
“Una Familia Nueva” – Dabar – 1997
Jesús ¿Qué Buscas?
Ed. Paulinas – 2000
Momentos con sabor a Reino
Ed. ST. – 2000
Pretextos de la Vida y Textos del Evangélio
Ed. ST. – 2000
Re-Conocer a Jesús
“Posibilidades de un encuentro nuevo”
Soy Jesús de Nazaret
“mucho gusto”
Ed. ST. – 2001
Re-Conocer al León
“un perfil introductorio de la vida y obra de
Pablo de Tarso”
Ed. ST. – 2000
Evangelios con sal, limón y ¡Chilito!
Ed. ST. – 2001
Miel
“El sabor agridulce de la palabra -12 ensayos bíblicos”
Ed. ST. – 2002
Evangelios con sabor a tierra
Ed. ST. – 2003
Obras son amores
“sobre la praxis social cristiana, introducción
y carta de lectura a la carta de Santiago”
Ed. ST. – 2003
Vidas y Amores Pastorales
Introducción y claves de lectura a la primera
carta del Apostol San Pablo, a los Tesalonicenses”
El Mundo de Jesús – Las mujeres en la Biblia
“sorpresas y desafíos”
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